Alavés -Valencia
2-1 (Ibai Gómez, Katai / Carlos Soler)
La ambición se impuso entre el aburrimiento
A confirmar su mejor racha de la temporada (7 puntos de 9 posibles) llegaba el Valencia de Voro a la capital del País Vasco. La trabajada victoria contra el Madrid el miércoles en Mestalla le otorgaba ese respeto de equipo complicado que a lo largo del curso había ido perdiendo. Su rival, una de las revelaciones de la temporada, buscaba colocarse a 2 puntos de Europa a la espera de lo que hiciera el Eibar.
Sobre el papel, sin duda, un encuentro atractivo. Sin embargo, la percepción previa del encuentro no culminó, desafortunadamente, en el verde del estadio de Mendizorrotza. Entre un Alavés que no acabó de querer del todo el balón y un Valencia que se atascó en el centro del campo con las múltiples pérdidas de balón de Mario Suárez y la localización del chileno Orellana en banda izquierda, la primera parte se basó en posesiones cortas y horizontales que esterilizaban el poco ambicioso juego de ambos equipos. A excepción de una llegada desde segunda línea de Carlos Soler, el sábado mediapunta, no hubo más ocasiones destacadas.
En la segunda parte todo siguió igual hasta la entrada de Rubén Sobrino. El manchego, prácticamente inédito hasta hace unas pocas jornadas, fue el revulsivo que necesitaba el equipo vitoriano para llevarse el partido. Con una movilidad mucho mayor a la de Christian Santos, titular por lesión de Deyverson y a quien parte de la afición alavesista despidió con tímidos pitos que fueron comidos por los aplausos, volvió locos a los centrales chés, por no hablar del exatlético Suárez, teniendo como la más clara un mano a mano con Alves que el árbitro dio erróneamente como saque de puerta. Un cambio contrapuesto el del cuerpo técnico blanquinegro, que sacó a un delantero como Munir para meter a Enzo Pérez. A partir de aquí llegó el gol de Carlos Soler en buen golpeo, tras una mejor parada de Pacheco a disparo de falta de Parejo, y el posterior empate de Ibai desde la frontal tras un despiste defensivo del Valencia.
Punto de inflexión este, pues ni desde el banquillo ché se decidió que hiciera falta cambiar nada, ni los jugadores sobre el terreno de juego parecían dispuestos a dar un paso al frente ante un rival, a priori, inferior que no está sacando precisamente sus mejores resultados en su feudo. Por su parte, Pellegrino sí dio con la tecla al sustituir a Camarasa, que prácticamente pasó desapercibido como mediapunta, por Katai, jugador con más movilidad que a la postre marcaría el definitivo 2-1, en un error monumental de Cancelo, que se olvidó de tirar la línea del fuera de juego. Así las cosas, Nacho Gil y Bakkali entraron tarde al campo y, cuando lo hicieron, la expulsión de Orellana por doble amarilla hizo inútiles ambos cambios.
Victoria final 2-1 del Alavés donde se impuso la ambición de quien ya piensa en Europa al conformismo de un Valencia que parece que solo mira por no tener el agua en el cuello.
Kike Cervera (@kikecervera_)
