La Leyenda Tittyshev
Oxord City 2-3 West Ham / 27 de julio, 1994
Se presentaba como un partido más de la pretemporada 1994-95 el que enfrentaba al West Ham contra el Oxford City en Marsh Lane, histórica cancha de 'The City', pero aquella tarde de verano acabaría dejando para la eternidad uno de los cuentos de fútbol más inverosímiles y maravillosos de siempre.
Para el Oxford, a diferencia de los hammers, este era un partido crucial, pues no habrían muchas más ocasiones para un equipo semiprofesional de enfrentarse contra todo un histórico del fútbol inglés como era y es el West Ham. Sea como fuere, a Steve Davies, protagonista de esta historia, y su grupo de amigos, a falta de planes en aquella jornada vespertina del 27 de julio de 1994, les apeteció ir a animar a su equipo y ver como se fraguaba el inicio de aquella temporada.

Así pues, tras haber llegado a Marsh Lane, con unas cervezas y algunos cigarrillos encima, Davies empezó a ver algo en su equipo que no le gustaba nada. Lee Chapman, delantero hammer por aquel entonces, pugnó dos veces el balón por alto contra un defensa más bajo que él y, a la tercera vez que eso pasó, Davies comenzó a arremeter contra Chapman de forma continuada durante toda la primera parte del encuentro. Llegados al segundo tiempo, el mítico Harry Redknapp, entrenador del West Ham aquella temporada, se cansó -como todos los allí presentes- de las voces de Davies, a quien acabó preguntando si creía ser mejor que Chapman. El bueno de Steve dijo que obviamente sí, y Redknapp, en un acto propio de alguien con una personalidad como la suya, le dijo que saltara al campo y lo demostrara.

Dicho y hecho, un hooligan del West Ham enamorado de su equipo desde la final de la FA Cup del 75 iba a defender en el campo a los hammers. ¿Cómo no se dieron cuenta? Pues instantes antes de producirse este hecho insólito, con Davies preparado para entrar al campo, el encargado de megafonía preguntó a Redknapp quién iba a entrar, a lo que el técnico inglés respondió: "¿No has visto el Mundial? ¡Es el delantero búlgaro Tittyshev!". Con la naturalidad de sus palabras, el de la megafonía no pudo decir otra cosa que "¡Oh, claro, Tittyshev!"
Así pues, con el 3 a la espalda, se consumaría una hazaña que perduró todo el segundo tiempo sin levantar sospecha alguna gracias a un toque de balón nada fuera de lo normal, pero lo mejor estaba por llegar. En una jugada embarullada, el balón cayó a Davies dentro del área, vio el hueco entre dos defensas, disparó y marcó gol. Acababa de suceder lo imposible. Cervezas y abrazos volaron en la valla donde estaban situados sus amigos y su novia.

Acabó el partido y no pudo llevarse ni su camiseta, porque hacía falta en el club, ni un contrato profesional, pero sí una historia para siempre, aunque al principio no le creyeran. Y es que hasta que no apareció en los periódicos tres días más tarde, la gente con la que compartía bar antes de los partidos del West Ham le tomaban por loco. Cuando salió a la luz, pasó a ser admirado por todos.
Una admiración que perdura hasta nuestros días, y es que la historia que Tittyshev, o Steve Davies, puede contar, ni antes ni nunca jamás la va a volver a contar nadie. Cuentos de otro fútbol.
PD.: El linier decretó que el gol era en fuera de juego.
Kike Cervera (@kikecervera_)
Fuentes: Jeff Maysh e Informe Robinson
Fotos: Steve Bacon y Marca Buzz