Leicester City
Los 'Foxes' se han levantado de la cama
La segunda entrega del cuento de hadas futbolístico más mediático de la historia pasó a ser una película de terror justo en el momento en que el año pasado 'Captain' Morgan y Ranieri levantaban al cielo del King Power Stadium el título de la Premier League. El italiano, que no era la primera vez que se hacía con las riendas de un vestuario desquiciado para hacerlo campeón, sucumbió, como también otras veces le ha pasado, a la borrachera del triunfo que supuso la increíble consecución del título liguero la temporada pasada y a la posterior gestión del vestuario con el que había logrado tal hazaña.
Su primer revés fue la marcha del jugador que fue prácticamente medio equipo en la 2015/16: N'Golo Kanté. Tenía una cláusula fijada de 35 millones de euros que el Chelsea no dudó en depositar, y ahora los Blues disfrutan del mayor pulmón futbolístico del mundo. A raíz de esto y de la mayor cantidad de partidos que suponía la participación en Champions League, ese once tipo que el año pasado se decía de carrerilla no iba a ser posible en la presente campaña, por lo que el italiano dijo que el primer paso sería fichar a varios nuevos jugadores. Algo que, según dicen, no gustó nada en el núcleo duro del vestuario del Leicester y que fue el detonante para que la plantilla a la que había hecho campeón dejase de creer en él. Así las cosas, las llegadas de Zieler, Luis Hernández, 'Papy' Mendy, Kapustka, Musa, Slimani y, recientemente, Wilfred Ndidi sirvieron para mejorar la plantilla pero también para dar la estacada al equipo que enamoró al mundo del fútbol.
Las derrotas en Premier se sucedían y el club de East Midlands se sumió en una profunda depresión que llegó a llevarle a prácticamente puntuación de descenso y a la derrota en la ida de octavos de Champions frente al Sevilla. Vichai Srivaddhanaprabha, dueño del club, vista la situación tuvo que decir basta. La única solución, por dolorosa que pareciera, para levantar al Leicester de esa pérdida de confianza por parte del vestuario y hasta del cuerpo técnico, coloquialmente conocida como cama, que había en Ranieri, era su destitución. El adiós del hombre milagro y mejor entrenador del mundo en 2016.
Craig Shakespeare, segundo del italiano, se hizo con los mandos del vestuario en el momento crítico, pero con una idea futbolística ya predeterminada: la de aquel infranqueable equipo que ganó la Premier hacía unos meses. Solo había que recuperar la confianza y dejar de lado los egos. La cama se deshizo, los 'Foxes' volvieron a confiar, a creer en su idea, se están alejando del descenso y ayer el cruce de dinámicas frente al Sevilla fue clave. Unos recuperan su identidad y los otros, poco a poco, están dejando de ser ese equipo 'made in Sampaoli' que apretaba hasta ahogar. Ndidi fue el mejor Kanté, las contras de Mahrez y Vardy volvieron a ser eléctricas, y la pareja Morgan-Huth infranqueable. Ah, y Schmeichel, que ya no es 'Kasper, el hijo de'.
Y es que, paradójicamente, el Leicester se levantó de la cama para seguir soñando.
Kike Cervera (@kikecervera_)
